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Columna Álvaro Ramis: «2016, entre la vieja y la nueva política»

Foto Álvaro Ramis

Por: Álvaro Ramis, Doctor en Ética. Director del Centro de Estudios Cultura Ciudadana de la IC.

Columna publicada en Revista Punto Final y en diario digital El Clarín de Chile.

http://www.elclarin.cl/web/opinion/politica/17993-2016-entre-la-vieja-y-la-nueva-politica.html

«El año que comenzó se caracterizará por la profundización de un debate que lleva tiempo en curso. Se trata de la contradicción entre la “vieja” y la “nueva” política, que atraviesa a todo el espectro partidario, y que se inició en 2011 con la irrupción de los movimientos sociales y la propuesta de la “Nueva” Mayoría, que no escogió el adjetivo “Nuevo” sin antes estudiar muy bien lo que la opinión pública busca en estos momentos.

Entre 1990 y 2010, prácticamente, no surgieron nuevos partidos políticos. Al contrario, lo que ocurrió fue una concentración de los instrumentos electorales. De forma similar como se concentraron los mercados y quedaron tres grandes cadenas de farmacias, de supermercados o de  ferreterías, también se concentró la “oferta” política en  seis o siete partidos, divididos en dos grandes coaliciones. Sin embargo, en los últimos años ha comenzado a gestarse una irrupción de nuevas fuerzas, de derecha, centro e izquierda. La lista de siglas y nombres es larga, ya que existen 17 partidos políticos en formación inscritos en el SERVEL.

Se debe enumerar a “Evópoli” y “Amplitud”, que vienen de la UDI y RN, respectivamente. En la extrema derecha, se ubica el Partido “Orden Republicano Por Mi Patria” liderado por Augusto Pinochet Molina, nieto del dictador. Además, otro grupo pinochetista-nacionalista ha constituido el partido “Fuerza Solidaria”. Al que se debe sumar el grupo que intentó reflotar el partido de la CNI “Avanzada Nacional”, pero que no logró su objetivo.

Luego está el partido de Andrés Velasco, “Ciudadanos”, que emula a su homónimo de España. Este sector trató de llamarse “Fuerza Pública”, lo que no fue bien evaluado, porque se confundía con Carabineros, la “fuerza pública” del Estado. Muy cerca está el partido “Todos” que apuesta por la transversalidad tecnocrática y está liderado por el empresario y ex funcionario de Sebastián Piñera, Nicolás Shea.

El  “Partido Liberal” del diputado Vlado Mirosevic muestra un perfil de corte rawlsiano o social-liberal. ME-O fundó el Partido Progresista (PRO) en 2010, luego de su primera candidatura presidencial. Y Alejandro Navarro inició el MAS en 2008. La Izquierda Ciudadana partió en 2012, de la fusión de la Izquierda Cristiana, la Nueva Izquierda y otros sectores socialistas, comunidades Mapuche y colectivos feministas. Y, desde el campo estudiantil, nacieron Revolución Democrática, liderada por el diputado Giorgio Jackson y la Izquierda Autónoma con el diputado Gabriel Boric.

Con la estética y el diseño gráfico del “Podemos” español se presenta el partido “Poder”, a partir de personas que se nuclearon en la campaña presidencial de Marcel Claude y desde la fundación “Chile Movilizado”. En la izquierda, también se ubican “Frente Popular” (FP), ligado al ex militante del FPMR, Marco Riquelme, y el partido “Unión Patriótica” (UPA), que acoge a otros ex militantes rodriguistas junto al PC-AP, dirigido por Eduardo Artés. También ha tenido un desarrollo el Partido Igualdad, que se presentó a las elecciones de 2013 y desde el cual nacieron dos tendencias: el movimiento de pobladores UKAMAU liderado por Doris González Lemunao, que este año buscará una proyección en la política municipal y el partido “ANDHA Chile”, en el que permanece la ex candidata presidencial de Igualdad, Roxana Miranda.

Además, existe una larga lista de nuevos partidos regionalistas. En el norte grande encontramos al “Movimiento por la tierra el trabajo y la libertad”, “Unidos Resulta” de Arica, y “Fuerza Regional Norte Verde”, de la IV Región. Luego, está la diputada Alejandra Sepúlveda que  lidera el “Movimiento Independiente Regionalista Agrario y Social” (MIRAS) que se ancla en la VI región. Asimismo, existe el “Partido Regionalista de Magallanes”, el partido “Somos Aysén”, liderado por el senador Antonio Horvath, y en Temuco está el partido Mapuche “Wallmapuwen”. Entre los partidos que hoy existen, más los que están en trámite y  en formación, se podría llegar en teoría a 35 partidos compitiendo en las elecciones municipales, programadas para el 23 de octubre de 2016.

Las claves de esta explosión partidaria

El nacimiento de este gran número de partidos se explica, porque en 2012 la Concertación ofreció a sectores descontentos de la derecha, especialmente, a la Senadora Lily Pérez, al senador Antonio Horvath y al ex ministro Felipe Kast, la posibilidad de llegar a un acuerdo para acompañar la reforma al sistema electoral binominal de un cambio que facilitara las condiciones para constituir nuevos partidos legales.

Esta oferta facilitó que estos líderes se atrevieran a quebrar con sus antiguos partidos y pasaran a constituir sus nuevas orgánicas. Posteriormente, ya en 2015, la Comisión Engel pidió que todos los partidos se re-empadronaran, ya que sus registros estarían viciados y exigió medidas que “desconcentraran” las tendencias monopólicas que presenta el sistema político chileno.

Sin embargo, luego de concretada la reforma al sistema electoral, la nueva Ley de Partidos Políticos que ha presentado el Ejecutivo, no parece orientada a cumplir las promesas que se hizo a la nueva derecha “liberal” y que tenía una intención “antimonopólica”. Al contrario, como observa “Espacio Público”, el Tink Thank de Eduardo Engel: “El proyecto actual aumenta los requisitos para constituir partidos y también para subsistir como tales. A nuestro juicio, varios de estos requisitos generan desigualdad de condiciones entre partidos tradicionales y emergentes y dificultan que surjan nuevos partidos. En circunstancias en que la confianza ciudadana en los partidos políticos es sumamente baja, creemos fundamental que se permita que nuevos partidos ingresen a la competencia electoral. Por esto, los requisitos aprobados debieran revisarse para que no se establezcan barreras de ingreso y se pueda fomentar una sana competencia entre partidos[1]”. Nada de eso parece que ocurrirá. La “Vieja” política no tiene el menor interés en atacar la concentración y la colusión, ya sea en el mercado  o en lo partidario.

Las fusiones y federaciones que vienen

Frente a este marco legal incierto, es difícil que se llegue a un escenario de 35 partidos. Es muy difícil que los partidos en formación puedan satisfacer las complejas exigencias legales que deben vencer para constituirse. La más dura, poder llevar presencialmente a la notaría, persona a persona, carnet en mano, a un elevado número de ciudadanos en un momento en el que la palabra “partido político” suena como sinónimo de corrupción, tráfico de influencias, manipulación y engaño. Para la gente que cada día escucha nuevas denuncias judiciales ligadas a los casos PENTA, CAVAL, SQM, CORPESCA y una larga lista de otros casos de menor resonancia, la legitimidad y prestigio de todas las instancias de participación política parece caer en picada.

La trampa es difícil. Si los partidos de la “vieja” política se tuvieran que someter a los trámites que se ha impuesto a los nuevos, muy difícilmente lograrían mantener su legalidad. No obstante, su posición de poder ya establecido, les permite mantener su monopolio, bloqueando la amenaza que representa la competencia de fuerzas emergentes. Por ese motivo, la única manera cómo la “nueva” política podría enfrentar este cuadro adverso sería buscando articulaciones más amplias. Los primeros que se han dado cuenta de ésto, han sido los nuevos partidos de la derecha liberal: Amplitud, Ciudadanos y Red Liberal (no confundir con el partido Liberal de Mirosevic), han constituido, pragmáticamente, un referente común llamado “Sentido Futuro”.

Lo racional sería que en la izquierda se diera un proceso de federación similar, aunque atendiendo a la historia de nuestra izquierda criolla, no siempre la racionalidad ha sido la guía que ha ordenado a este campo político en su acción colectiva.

Detener el futuro y acelerar el pasado

Mientas tanto la “vieja” política no se ha detenido a pensar y ha movido sus piezas. A dos años de distancia ya han instalado en la prensa las candidaturas presidenciales de los ex presidentes, Sebastián Piñera y Ricardo Lagos. Sin sonrojarse, José Miguel Insulza utiliza sus declaraciones de prensa para mostrar su abierta nostalgia del orden perdido y su añoranza de la vieja Concertación. Toda la “vieja política” se mueve a paso raudo para restaurar el sistema binominal, bajo los ropajes nuevos que se han tejido en los últimos dos años.

En 1914, un joven José Ortega y Gasset pronunció una conferencia titulada “Vieja y nueva política”. Si se repasa su contenido, expone un cuadro muy similar al que hoy acontece. Parafraseando sus palabras se trata de un momento en que se oponen frontalmente un “Chile oficial”, que “se obstina en prolongar los gestos de una edad fenecida” y un  “Chile vital”, “tal vez no muy fuerte, pero vital, sincero, honrado, que estorbado por el otro, no acierta a entrar de lleno en la historia”.

 

[1] “Declaración pública proyecto de partidos políticos”, en http://espaciopublico.cl/. 15/01/2016

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